miércoles, 10 de marzo de 2010

músika música


Acabo de salir de un concierto de piano a 4 manos, y aunque estoy escribiendo, lo que he presenciado, no se puede expresar con palabras.

La música es la levedad y la transcendencia del momento presente, llevado al arte.

La transformación de materia indeterminada, de instrumento inerte, de silencio, a movimiento, línea, sentido, a pura vida sonora.

La música no es una explicación de sentimientos o ideas, es un momento de comunicación, de poesía, de arrojo.

Es subjetiva pero a la vez objetiva, puesto que toda la humanidad está concidionada por su propia condición- por eso me gusta tanto decir eso de "mamá, yo soy yo y mis circunstancias" a lo que mi mamá responde:" mal de muchos consuelo de tontos, hija".

De esta forma siempre habrá una parte profunda y directa de la música que afecta a toda la gente por igual, se resistan o no, una especie de pequeño terremoto interior que revuelve todo, como regenerando la piel muerta de la rutina o el olvido de la grandiosidad de las cosas.

Asi ha sido hoy, pararse a escuchar, casi meditar, casi espiritual, cerrar los ojos y sentir el terremoto en el centro del pecho, y una lágrima cayendo por la mejilla, un poco timida, como resistiéndose a moverse y estropear el concierto.

3 comentarios:

  1. si eh?? estaba muy metafísica ayer...por suerte hoy he pisado una caca de perro XD

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  2. Coquí por no escribir te pone un "uf" y se queda tan pancha. Que te iba a decir yo... Ah sí! que de la frase de Ortega lo mejor es la segunda parte.

    Yo yo soy y mis circunstancias y... si no las salvo a ellas, no me salvo yo.

    un besín

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